Me levanto a
las 6 de la mañana, salgo de mi casa a más tardar a las 7 para llegar a las 8
al trabajo. Desayuno antes de las 10, salgo a comer entre 1 de la tarde y 2 y
media, salgo del trabajo a las 6 (o eso intento). Regreso a casa antes de las 8
de la noche. Entre el ejercicio, el baño, la cena, preparar la comida para el día
siguiente, leer un rato, me dan más de las 11 de la noche y me preparo para
dormirme de preferencia un poco antes de la media noche… Y luego mi jefa llamándome
por teléfono a las 11 de la noche en domingo, lo cual me hace pensar que lo
hace por molestar o le sería imposible dormir si se espera el lunes a las 8 de
la mañana… Pero yo quería ser coordinador.
Descubrí que
tiene 2 años que no escribo nada en el blog, 2 años que abandone el taller de
lectura en voz alta, 1 año que descubrí que algunos de mis compañeros no han
tomado vacaciones en 2 años o más,
1 año y nueve meses desde que se perdió
el gato,1 año y cuatro meses desde empezó
a trabajar los sábados, 1 año desde que
hice un viaje de fin de semana, los últimos 6 meses quejándome por no
poder tomar ningún curso de mi interés porque la empresa me impuso
voluntariamente tomar otro curso, menos de 1 mes de llevarme una gran decepción
al ver las utilidades y una semana convencida de que la decisión correcta es
cambiarme de trabajo.
Por malas que
se vean las cifras, también me han pasado muchas cosas buenas. Llevo 5 años con
el mismo novio y estamos a muy poco de consolidar nuestros planes. He conocido
a muchas personas que me han enseñado con su ejemplo que es la verdadera
cordialidad, he ganado buenas amistades en el camino, he conocido a otros
insoportables que han puesto a prueba mi temple, he aprendido a verdaderamente
alegrarme por los triunfos de otros y por los triunfos en equipo.
Todo se acaba.
Lo entendí hace un par de semana cuando vi a uno de mis abuelos postrado en su
cama, diciéndome que casi ninguno se salva de morirse de cáncer una vez que se
enferma. Y yo pensando que enfermos o no de cáncer todos nos vamos a morir.
Voy a cerrar un
ciclo, voy a empezar uno nuevo. Deberías hacer tus propias cuentas y si estas no
te agradan, es momento de que empieces a hacer tus propios cambios.
Vive cada día
como si fuera el último, algún día acertaras… Dice un proverbio chino. Gracias
abuelo, de verdad me hiciste entenderlo.