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Extraño el Día de Muertos

Algunos días faltaban para el Día de Muertos y sin embargo el árbol de Navidad, los renos, y Santa Claus ya estaban por todos lados. Halloween, Halloween, Halloween, esta por todos lados, opacando a nuestro día de muertos y para mi mayor tristeza las personas prefieren el Halloween porque según ellos es más divertido. No solo prefieren una celebración extranjera, sino que la toman como un día comercial, olvidando el significado verdadero del Halloween (aunque no lo crean, no solo es disfrazarse e ir a una fiesta).

En casa de mi abuela los ultimos años no hemos puesto grandes ofrendas como lo hacíamos antes, todo por la odiosa falta de tiempo. Hace varios años la ofrenda puesta en la casa ocupaba el espacio del comedor, obligando a todos a comer por turnos en la cocina. La ventana era adornada con papel picado y flores de cempasúchil, la mesa del comedor , algunas sillas y parte del piso, eran los niveles de la ofrenda, todos llenos de fotos, comida, fruta, dulces, calaveras de azúcar, veladoras, tequila y cigarros, todo para los muertos.

La familia pasaba horas arreglando la ofrenda. Mis hermanos, mis primos y yo, apagábamos las luces por la noche y no sentabamos frente a la ofrenda con las veladoras como única luz, para ver si podiamos ver a alguno de los familiares ya muertos entrando a comer algo, occasion perfecta para ser espantados por mi abuelo, mi madre y mi tia.

Nunca vimos a un familiar ya muerto comerse algo, pero al retirar la ofrenda y comernos las frutas y dulces, nunca sabían igual que las que no eran puestas en la ofrenda. Alguien me dijo, que los muertos no se podian comer la comida, sino solo su sabor y esa es la razón por la cual tenían un sabor distinto.

Si los muertos vienen del más allá a visitarnos y a comerse el sabor de los alimentos en la ofrenda, cierto o no, me gusta creer que si lo es. En México, son muchos siglos que se celebra esta tradición, adaptada de nueva cuenta por los españoles, pero fruto de todo nuestro pasado, sería una lastima perderla.
 
Crónicas de una Noctámbula | TNB